No puedo pronunciar tu nombre
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No puedo pronunciar tu nombre.
Sé que no te llaman “Inocente”
Esa palabra no aparece
en mi diccionario,
pero la leo en tus ojos,
que llevo siempre
de testigos.
La poesía me hace daño.
Por eso necesito vivir
en la inocencia,
como cuando juego contigo.
Algún día te sabré decir
que tu mirada me devuelve
a todas las infancias
que he tenido.
Al niño que solo yo conozco (Abril, 1991)